sábado, 5 de mayo de 2007

SISMOS Y REPRESAS -Peter Hartmann, Director Codeff Aisén

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La declaración oficial de Aisén como región con riesgo sismico,algo que para cualquiera que supiera de la existencia de la falla Liquiñe-Ofqui y de la colisión de las placas de Nazca, Antártica y Americana en este último lugar, de los al menos siete volcanes que jalonan la cordillera aisenina y algo sobre la historia de vestigios sismicos del litoral norte no es ninguna novedad.

La relación riesgo sísmico y represas se da tanto por el riesgo de daño y colapso que corre una represa, así como de sismos inducidos por el peso del agua de los embalses. Si bien muchas represas han resultado seriamente dañadas por terremotos, según P. Mc Cully en el libro "Ríos Silenciados": "no se sabe de ninguna que haya colapsado a causa de un movimiento sismico, lo que sería obra al menos de la casualidad y sólo el azar ha permitido que el impacto de un terremoto sobre una represa se haya convertido en catástrofe. En el mismo libro se consignan varios casos que "por poco" terminan en tragedia y se adjunta un registro de 48 casos de fallas de represas que desde 1860 han cobrado muchas vidas. Entre estos casos aparece una de Chile, colapsada en 1888 por falla estructural y con más de 100 muertos. Por mi parte, recuerdo además el colapso de las represas-tranque de relaves mineros de Barahona y el Cobre. El primero arrasó con los valles del Coya y Cachapoal (VI Región) en los años veinte o treinta y el segundo ubicado en la Quinta Región se vino abajo en un terremoto que asoló la Zona Central en los años 70 causando la muerte de decenas de personas.

Por otra parte, en el mismo libro se afirma que hay evidencias que establecen una relación entre terremotos y operación de embalses en mas de 70 represas, adjuntándose un registro de sismos inducidos por embalses con magnitud grado 4 en la escala de Richter. La explicación más aceptada del por qué las represas producen terremotos está relacionada con la presión extra del agua sobre las microfracturas y fisuras del fondo de un embalse y sus alrededores. El aumento de la presión del agua sobre la roca actúa como lubricante de las fallas que están bajo tensión tectónica.

En la mayoría de los casos que estudiados en detalle, durante el llenado de embalses se observó incremento de actividad sísmica en 25 kilómetros a la redonda en un lapso relativamente corto después de que el embalse alcanzara mayor profundidad, aunque el patrón en cada embalse es diferente.

El terremoto de mayor intensidad, con magnitud de 6,3 grados, que se cree fue inducido por un embalse ocurrió en diciembre de 1967 en Maharashtra, India, arrasando el poblado de Koynanagar, dejando 180 muertos y 1.500 heridos. Los graves daños ocasionados incluso a la represa y central eléctrica provocaron el pánico y dejaron sin energía a Bombay ubicada a 230 kilómetros del epicentro.

Otro caso famoso en que se sospecha inducción sísmica es el de la represa Vaiont, en el norte de los Alpes. Aquí se comenzaron a registrar temblores con el comienzo del llenado del embalse y una masa de rocas se desprendió de la ladera y cayó hacia él. A pesar de este aviso premonitorio, los ingenieros y geólogos lo desestimaron.

En octubre de 1963 tras varios temblores y grandes precipitaciones, una gran masa de 350.000 millones de metros cúbicos de roca se desprendió del monte Toc y cayeron dentro del embalse. La monstruosa ola causada por el impacto rebasó en 110 metros la represa y dos minutos más tarde arrasó con la ciudad de Longarome, ubicada a un kilómetro más abajo. Ahí y en otros tres poblados, perecieron 2.600 personas en total.



Publicado el 05-05-2007



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